Desde su temprana aparición en el circuito, el español Carlos Alcaraz ya anticipaba que estaba destinado a grandes cosas. Su meteórico ascenso, que le permitieron llegar a ser el número 1 del mundo, y ganar ya tres títulos de Grand Slam, lo ratificaron. Y hoy tuvo, probablemente, el mejor partido de su vida: con contundencia, venció 6-2, 6-2 y 7-6 a Novak Djokovic, para consagrarse campeón de Wimbledon por segunda vez.

La final fue la misma que la de la edición 2023. En aquella ocasión, ambos deleitaron a los espectadores de todo el mundo, jugando un partido increíble, que terminó con triunfo para Alcaraz en cinco sets. Esta vez, fue muy distinto. La balanza estuvo inclinada siempre hacia el mismo lado: el del español.

El primer game del partido parecía anticipar una paridad importante, ya que duró 10 minutos, y se disputaron 19 puntos. Después de desperdiciar cuatro chances de quiebre, Alcaraz pudo concretar la quinta, y comenzar el encuentro de la mejor manera. Pero la paridad, al menos durante un buen rato, sólo se vio en ese primer juego.

A partir de allí, fue todo del español. Con una velocidad de pelota impactante, desbordó a Djokovic por todos lados, y se hizo muy fuerte en sus juegos de saque, perdiendo apenas seis puntos en cuatro juegos. Con un quiebre de saque más, “Carlitos” se llevó el primer set por 6-2.

El segundo set mantuvo la misma tónica. Otra vez, Alcaraz quebró en el primer juego del parcial, y mantuvo la superioridad a partir de un alto porcentaje de puntos ganados con su primer saque, aún cuando Djokovic es uno de los jugadores con mejor devolución. Sólido de derecha, de revés, y trayendo cada tiro, el español siguió ratificando su superioridad, y se llevó el segundo parcial, otra vez, por 6-2.

En el tercero, la historia cambió. Djokovic, que llegaba a Wimbledon con muchas dudas desde lo físico (de hecho, en un principio, se esperaba que no participe, ya que se operó de los meniscos un mes atrás), empezó a repuntar. Claro, el máximo ganador de Grand Slam de la historia (24 títulos) no iba a caer sin luchar. Sobre todo, el tercer game, cuando salvó cuatro chances de quiebre sacando 1-1, le dieron un envión anímico al serbio. Alcaraz, si bien siguió jugando muy bien, bajó un poco la intensidad, algo lógico teniendo en cuenta lo hecho en los dos primeros parciales, y eso emparejó el trámite.

Pese a que el nivel de Djokovic aumentó, Alcaraz logró quebrar el saque con su rival sacando 4-4, jugando un game increíble desde la devolución, con dos muy buenos passings, y un tiro ganador de derecha. Así, sacó para partido 5-4, poniéndose rápidamente 40-0 arriba. Sin embargo, no pudo aprovechar ninguna de las tres chances para cerrar el partido, producto de la tensión, y Djokovic terminó quebrando para poner el partido 5-5. Ambos sostuvieron su servicio en los games siguientes, y todo derivó en un tiebreak.

Allí, Alcaraz sacó la primera ventaja, logrando un mini quiebre para ponerse 3-1 arriba, pero la ventaja se le escurrió al perder los dos puntos siguientes. Sin embargo, Djokovic cometió un error clave sacando 3-4, y aunque ganó el punto siguiente, le sirvió la posibilidad a Alcaraz de cerrar el partido con su saque, algo que el español, esta vez, no desaprovechó. Con un 7-4 en el game final, el murciano puso punto final al torneo, y se quedó con el trofeo de Wimbledon por segundo año consecutivo, negándole la posibilidad a Djokovic de convertirse en el más ganador de Grand Slam de la historia en soledad (comparte ese récord con la australiana Margaret Court, con 24).

Cuarto título de Grand Slam para Alcaraz, que ganó todas las finales grandes que jugó: dos en Wimbledon, una en Roland Garros, y una en el US Open. Además, fue su 15° título profesional, con apenas 21 años, y se convirtió en el jugador más joven de la historia en ganar Wimbledon y Roland Garros el mismo año. Con una era que está llegando a su fin, con el inminente retiro de Rafael Nadal, y la incertidumbre sobre el futuro de Djokovic, el español se erige como uno de los dueños del tenis en los próximos años. Algo que, ya desde 2022, empezó a hacer realidad.